Pequeño viaje a Quito

Amigas y amigos, ya estoy de regreso en San José, la corta vacación de este amigo ha terminado, cinco hermosos días en Quito fueron apenas suficientes para darme una idea de la maravillosa riqueza de esa ciudad. El día en que verdaderamente se desarrollen los museos de los múltiples conventos quiteños, con su descomunal riqueza, la ciudad podría convertirse en uno de los puntos de mayor interés para conocer hasta donde llegó el arte impactado por la frase “El Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros”. Quizá sea un tema que me interesa sobremanera, pero la verdad es que me sobrecoge ver la manera como Franciscanos, Jesuitas, Agustinos, Mercedarios y Dominicos, las ramas femeninas de estas órdenes, o Clarisas y Carmelitas, hicieron lo que creyeron necesario para anunciar, a un pueblo diferente, la esperanza que supone para la humanidad el nombre de Jesús.

De mi pequeño mundo

Quito me concedió experiencias fuertes y generosas. La primera, confirmar la calidad humana de la señora Presidente de Radio María Ecuador, su sensible afinidad para con su pueblo y su arte, su entrega por la emisora, su mundo de fe y búsqueda. Luego viene Radio María, otra versión llena de fuerza y alegría de lo que significa la misión de nuestra familia. Allí pude conocer al Promotor de la radio, una persona realmente especial y llena de las capacidades esenciales para divulgar la actividad de la emisora. El arte me ayudó

Lo otro tres libros: un obra descomunal de quien fuera posición de Padre General de los Dominicos, Timothy Radcliff O.P., un análisis excelente que se llama “¿Por qué ser cristiano hoy?”, en que este brillante dominico responde con su lógica y desde la fe, los más graves problemas y conflictos del mundo de hoy. Se trata de un texto tan agradable que creo que me voy a enfrascar en una lectura pormenorizada pero en los micrófonos de Radio Mar´´ia. Creo que vale la pena.

Los otros dos sobre el mismo tema: Pablo VI, a mi juicio el más grande Papa del siglo XX, enfrentado con la modernidad, llevó a la Iglesia al final del  Vaticano II y sobre todo al post concilio, poco querido por los españoles, porque nunca simpatizó con Franco; hombre de fe y de su época, en diálogo perenne con la cultura, con las nuevas expresiones de la Teología, amigo de la paz y creador del ecumenismo, que hasta Pío XII era inconcebible en nuestra Iglesia. Injertado en el corazón mismo de la Iglesia institucional, porque fue funcionario Vaticano por 30 años, arzobispo de Milán, donde al tercer día  de su llegada se declaró obispo de los obreros. En fin, un personaje que debe ser estudiado y profundizado. Estoy feliz, leyendo y aprendiendo sobre los días de este grandioso hombre de Dios. Ya les contaré.

 

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