De mi pequeño mundo: la misa Twittera

606, 14 de abril del 2013

misa twittera 2013El sábado vivimos en comunidad la segunda misa con gentes de redes sociales. Antes se llamó Misa Twittera, aunque muchos piensan en “misa para twitteros”. La primera fue hace dos años. Ni aquella ni esta han sido clara iniciativa mía sino que apoyé iniciativas de gentes de redes sociales. La organización no es gran cosa, solo la invitación por la red. Quizá a futuro podría ser “Misa para los 2.0”.

Jamás pensé recibir tanto insulto y humillación de las páginas católicas de los tradicionalistas a ultranza, que actúan con eficacia y crueldad y algunos bajo el arma pestilente del anonimato. Me toco compartir escenario con Martín Lutero y Pedro Castro, foto incluida. A Pedro Castro le llaman traidor a la patria, a mí a la Iglesia. Y me acusaban de antemano de profanar la Eucaristía con los abusos litúrgicos que se vivirían en ese “aquelarre”. Fue terrible leer ataques infundados y arteros, más que a la misa a este simple cura. Me dolió y hasta me preocupó. Pedían se llamara al Vicario General con nombre y número de teléfono, para impedir la debacle. Les diré que el apoyo fue amplísimo, incluidas las autoridades de la Iglesia, pero es feo ser insultado por extremistas católicos de regiones lejanas del mundo. Obediente a sabias sugerencias escribí una explicación que colgué en mi página pero de poco sirvió.

Los que me conocen saben de mi pasión por la celebración de los ritos sagrados y que si bien es cierto no sigo de ninguna manera los ritos de la misa tridentina, porque mi formación teológica, si la tengo, es del Vaticano II, creo que quienes puedan asumir esa celebración, porque hablan latín y recibieron el necesario entrenamiento, que lo hagan. Lo mío es la misa del misal de Pablo VI en que lo esencial es la participación  plena, consciente y activa de los fieles. No soy dado a experimentos o innovaciones, y prefiero solemnizar al máximo lo que se propone en ese ritual. Trato de asemejar la celebración del Santo Padre, guardando las proporciones y, por supuesto, tomando en cuenta las limitaciones. Utilizamos música de la mejor manera posible, pero no es la escolanía de la Capilla Sixtina ni en latín, porque esto es América hispana y la gente tiene otro lenguaje. Uso ornamentos decorosos pero no bordados en oro. Tengo monaguillos y monaguillas que no son liturgistas graduados; pero hacen su oficio con gusto y belleza. Ý una muchacha argentina me llama profano y me juzgó y condenó sin leer el documento que puse en las redes sociales. Eso es muy desconcertante y triste.

misa twittera, cirioQuizá lo peor pasó en la noche. Una mujer joven, con cara de manipulada, a la puerta de mi iglesia parroquial repartía papeles. Los papeles decían cosas que todos sabemos y respetamos, sobre todo este simple cura, pero tenían la trágica marca de la censura previa, del juicio sin sentido. Ya revestido me fui a verle la cara. No la conocía ni ella tampoco a mí. Tampoco , había leído el comunicado sobre la misa y si estaba allí era como resorte de alguno de esos movimientos conservadores a ultranza que, me temo, saben tener los días contados porque no van a tener espacio. Como la muchacha no tenían idea de por qué estaba allí y por qué escribía papeles condenando al cura de esa comunidad por algo que ni ella sabía que era, partiendo del hecho de que ella es una mujer tradicionalista le di una orden: quedarse en misa y participar de la celebración. Al final ella estaba como al principio, sin saber qué pasaba. Le sugerí confesarse porque había pecado: había servido Satanás al mentir, levantar falsos, juzgar una cosa que ni siquiera conocía. Lo peor, había sembrado cizaña en una comunidad al acusar al párroco de cosas inciertas, y que papel quedaba dando vueltas. Me recordó una película de la cual hablaba mi mamá. La escena inicial era un balde de agua que se derramaba, porque la peli narraba la historia de una mujer difamada por un hombre. En el proceso llegan a enamorarse y se casan. La película terminaba usando la misma imagen del balde que se derramaba pero corrido a la inversa, de manera que el agua era recogida absolutamente. Pero en este caso alguna persona podría utilizar el papel para acusarme mañana, y podrá hacerlo aunque lo que allí se diga sea falso. Que dolor.

La misa empezó y transcurrió felizmente y los que vinieron la disfrutaron a pesar de que duró una hora y 45 minutos. Y no es que se hiciera muchas cosas sino que la oportunidad era buena para proponer la palabra de Dios.

Mi oficio es comunicar la palabra de Dios. Debo predicar en la Iglesia, por Twitter, Facebook o Radio María, y lo seguiré haciendo con todas las fuerzas de mi corazón porque un día escuché a mi Señor me dijo: “Sígueme”.

P. Alvaro

2 Responses to De mi pequeño mundo: la misa Twittera

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.